Conozca de qué manera la falta de fuego de incidencia periódica puede ser perjudicial para muchos ecosistemas y puede dar lugar a devastadores incendios en áreas naturales.
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Con el tiempo, la hojarasca (principalmente en forma de agujas, hojas y vegetación muerta) se acumula por todo el suelo del bosque.
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Empiezan a crecer nuevos arbustos y árboles pequeños, ocultando la luz solar necesaria y asfixiando a otras especies nativas.
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La germinación de las semillas de muchas plantas se ve obstaculizada porque la hojarasca densa impide que las semillas alcancen el suelo mineral fértil que está debajo de la capa superior del suelo.
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Vegetación muerta = alimento para el fuego.
A medida que pasa más tiempo sin fuego, una cantidad excesiva de hojarasca se acumula sobre el suelo del bosque, los árboles y arbustos se hacen más grandes, las vistas se cierran, el bosque se hace más denso y más oscuro, y pocas especies nuevas pueden prosperar.
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Cuando finalmente se produce un incendio no planificado, ya sea a causa de un rayo o por descuido de alguna persona, este encuentra el combustible suficiente para convertirse en un incendio en áreas naturales que arde intensamente y se sale rápidamente de control.
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Las consecuencias de muchos incendios en áreas naturales pueden ser graves. A menudo, el bosque y sus materiales orgánicos esenciales se queman por completo, y queda muy poco detrás del camino calcinado que dejan los incendios en áreas naturales.
El bosque u otro ecosistema quemado se regenera, pero según la intensidad del incendio, esta regeneración puede demorar años o, incluso, décadas.